A río revuelto, ganancia de pescadores: Luis Perocier y el terremoto de Mayagüez de 1918
Abstract
Después del paso de los huracanesIrma y María, en unas gentes afloró la compasión y otros han aprovechado la oportunidad para combinar la buena voluntad con la voluntadde lucro. Así también ocurrió hace cien años en 1918, a raíz del terremoto de San Fermín, desastre que afectó particularmente a Mayagüez. En dicha ciudad, y para lucro propio, el arquitecto Luis Perocier promovió públicamente su capacidady experiencia previa en construcciones en hormigón armado en afán de conseguir proyectos. Perocier diseñó muchos edificios para Mayagüez y talento tenía, pero un talento no ajenoaldeseo de reconocimiento que detonala ambición. Tras constatar que muchas de las estructuras que había construido antesdel terremoto de 1918 resistieron el embate de la sacudida, Perocier sepromocionó de diversas maneras como elprofesional experimentado idóneo, con la pericia necesaria para emprender nuevosproyectos después de la catástrofe. Tanto del ayuntamiento, como de susclientes, solicitó acreditación oficialde sus ejecutorias. Así lo evidencia documentación amplia al respecto. ¿Cómo juzgar sus acciones entoncesy qué pensar hoy de las de nuestroscoetáneos?¿Supo el arquitecto aprovechar la situación o se aprovechó de ella? Antes como ahora, anteescenarios de tragedia, la respuesta honesta sólo la conoce quien a ello se presta, quien no debe olvidar que –en su momento o después– alguien le juzgará por ello. Palabras clave:Luis Perocier, Mayagüez, terremoto, ética profesional, historia.