Mayra Santos, Eduardo Lalo y los nuevos rumbos de la narrativa puertorriqueña en el siglo XXI
Abstract
El desarrollo de la literatura puertorriqueña ha estado matizado por un sinnúmero de factores. En primer lugar, es una literatura relativamente joven si se compara con la literatura de otros países hispanoamericanos, como México y Perú, o con España. La primera generación de escritores surge en la década de 1840 al 1850 y se manifiesta a través de obras colectivas, como el Aguinaldo puertorriqueño (1843), el Álbum puertorriqueño (1844) y el Cancionero de Borinquen (1846). Nuestro primer clásico es El Gíbaro de Manuel Alonso, publicado en 1849.1 En segundo lugar, en la isla no se escribe desde un país libre, por el contrario, siempre se ha escrito desde una situación colonial. Desde 1493 hasta 1898 fuimos colonia española y a partir de la invasión estadounidense hemos sido un territorio no incorporado de los Estados Unidos. Dentro de ese contexto, la literatura puertorriqueña y la crítica sobre ella han tenido como eje central el cuestionamiento de la identidad; sobre todo, después del 1898.